Lic. Paola Zapata
Así como existen parejas que no desean hijos, o que relaciones llegan a su fin por la llegada de un hijo no planeado, también esta ese otro grupo de pareja que está en la busca constante de agrandar la familia con hijos, pero por diferentes factores ese niño tan deseado no llega . La ansiedad relacionada con la concepción y la dificultad para lograrlo puede tener un impacto significativo en las parejas, tanto a nivel emocional como en la relación misma.
1. Estrés y presión emocional
El deseo de concebir y la ansiedad por no lograrlo pueden generar un gran nivel de estrés en ambos miembros de la pareja. Las expectativas no cumplidas, la frustración y el miedo a no poder tener hijos pueden ser abrumadoras. Esta tensión emocional puede llevar a una sensación constante de inseguridad y desamparo, lo que aumenta la ansiedad.
2. Desgaste de la relación
La dificultad para concebir puede generar discusiones y conflictos en la pareja. A menudo, las personas pueden sentirse culpables, frustradas o incluso culpabilizar al otro. En algunos casos, la presión de «tener que hacerlo» (como en el caso de relaciones sexuales programadas y rigurosas) puede disminuir la intimidad y el deseo, transformando el proceso de concepción en una tarea o rutina estresante en lugar de una experiencia de pareja.
3. Problemas de comunicación
La ansiedad por concebir puede dificultar la comunicación abierta entre los miembros de la pareja. Las emociones de tristeza, vergüenza o frustración pueden hacer que uno o ambos eviten hablar sobre el tema, lo que a su vez crea una distancia emocional. El miedo al fracaso puede generar que uno de los dos no exprese sus verdaderos sentimientos, y esto puede dificultar la comprensión mutua y el apoyo emocional.
4. Desajuste en las expectativas
El tiempo que tarda una pareja en concebir puede ser diferente al que inicialmente esperaban. Esta discrepancia puede generar sentimientos de insatisfacción y resentimiento si uno de los miembros de la pareja siente que la otra persona no está compartiendo la carga emocional de la ansiedad o si los dos se sienten desconectados en cuanto a cómo manejar el proceso.
5. Impacto en la intimidad sexual
El proceso de concebir, especialmente si se realiza de manera programada y médica, puede afectar la vida sexual de la pareja. Las relaciones sexuales, en lugar de ser un momento de conexión y disfrute, pueden volverse una tarea que genera presión y ansiedad. Esto puede disminuir la espontaneidad y la pasión, haciendo que la intimidad se vea afectada.
6. Impacto en la autoestima
Tanto hombres como mujeres pueden experimentar una disminución de su autoestima debido a la dificultad para concebir. En las mujeres, el sentimiento de que el cuerpo no está cumpliendo con su función natural puede ser especialmente doloroso, mientras que en los hombres también puede haber un sentimiento de impotencia o fracaso. Estos sentimientos pueden trasladarse a otras áreas de la relación, creando una atmósfera de inseguridad.
7. Aumento de la ansiedad o depresión
Si la concepción se prolonga durante un período largo, la ansiedad puede transformarse en depresión o agotamiento emocional. El estrés constante por no lograrlo, combinado con los cambios hormonales (en caso de que se esté sometiendo a tratamientos de fertilidad) puede afectar profundamente el bienestar mental de ambos. Esto puede crear un ciclo de angustia y desesperanza.
8. Cambios en la perspectiva de la pareja sobre la familia
A lo largo del proceso de tratar de concebir, algunas parejas pueden llegar a cuestionar sus expectativas sobre la paternidad o replantearse si la concepción biológica es el único camino hacia la familia. En algunos casos, este proceso puede llevar a explorar otras opciones, como la adopción o el uso de tratamientos de fertilidad. Este cambio de perspectiva puede generar dudas, pero también puede fortalecer la relación al compartir objetivos y decisiones en conjunto.
Estrategias para mitigar el impacto en la relación:
- Buscar apoyo profesional: La terapia de pareja o individual puede ser útil para manejar la ansiedad, las emociones y los posibles conflictos.
- Comunicación abierta y honesta: Hablar sobre los sentimientos, temores y expectativas puede disminuir la tensión emocional y ayudar a fortalecer la relación.
- Redefinir la intimidad: Tratar de disfrutar del momento y encontrar formas de reconectar emocional y físicamente más allá de la concepción.
- Buscar opciones alternativas: Explorar tratamientos de fertilidad, y si es necesario, considerar otras formas de ampliar la familia, como la adopción.
La clave está en el apoyo mutuo, la comprensión y la paciencia, ya que la experiencia de tratar de concebir un hijo puede ser un proceso largo y emocionalmente desafiante.