En una época marcada por la inmediatez, el desinterés por los procesos largos y la constante exposición a distracciones, el amor y la pasión parecen estar en desequilibrio. Vivimos en un tiempo que el sociólogo Zygmunt Bauman definió como “modernidad liquida”, un contexto en el que las relaciones humanas tienen a la fragilidad, la superficialidad y la fugacidad. Nos preguntamos entonces ¿se está extinguiendo la química en la pareja? Y más importante ¿es posible remediarlo?
La construcción de una relación de pareja en el siglo XXI presenta desafíos que aplazan de los de otras épocas. La tolerancia, la empatia, los acuerdos y la comunicación clara dan un paso del escenario donde las redes sociales, la cultura de la gratificación instantánea y el miedo al compromiso juegan un papel importante. En este contexto, edificar una pareja parece una tarea titánica.
Sin embargo, no todo está perdido:
Uno de los pilares de la química en la pareja es la comunicación. No hablamos solo de compartir información, sino de conectar a un nivel emocional profundo. Esto implica aprender a escuchar sin prejuicios, validar las emociones del otro y ser capaces de expresar necesidades y deseo de manera clara y respetuosa. En esta era de mensajes cortos y emojis, retomar el arte de la conversación puede ser un acto revolucionario.
El rápido ritmo de la vida moderna nos roba momentos para conectar. Recuperar la pasión requiere intención; desde citas planificadas hasta pequeños gestos diarios de amor. Los espacios de intimidad no sólo se refieren al contacto físico sino también a la conexión emocional, espiritual e intelectual.
Toda relación es una sociedad hecha, por eso se basa en acuerdos implícitos o explícitos. Es una sociedad en constante cambio, revisar estos acuerdos diariamente permite adaptarse a nuevas circunstancias y evitar conflictos. Este ejercicio fortalece el compromiso y la confianza mutua.
Amar no solo es un sentimiento sino una decisión diaria. Mantener la química en la pareja es sinónimo de esfuerzo constante, sorprender al otro, expresar gratitud, buscar momentos de alegría compartida. Estos pequeños actos son los ladrillos que construyen una base sólida en las relaciones duraderas.
¿Es posible revertir esta era de hielo? La frialdad y la distancia que muchas parejas experimentan hoy no son inevitables. Como sociedad, podremos revalorizar el amor, la pasión y la conexión humana. Este cambio requiere esfuerzo colectivo para romper con patrones de desinterés y superficialidad. En la individualidad implica comprometerse a ser una persona consciente en la construcción de relaciones más profundas y significativas.
El amor y la pasión no tiene por qué extinguirse, aunque necesitan calor, cuidado y dedicación para revertir esta época de hielo. Es hora de preguntarnos ¿Qué estamos dispuestos a hacer para mantener viva la llama de la pasión?
Karito Pusitanelle
Psicóloga social