Loma Clavel: Un legado de fe y esperanza
Un 2 de noviembre del 1950, llegó de Alemania, el P. Carlos Winkel de los misioneros del Verbo Divino.
Siendo Vicario de la Catedral, atendía los vecinos de la colina de Loma Clavel. En un claro de un «yuquerizal» celebraba la primera misa,” en el bosque, 4 kms de Encarnación”, en el lugar donde ahora está la gran basílica.
Era el día 17 de noviembre del 1951, en aquel tiempo, la memoria del mártir jesuita Roque González, quien fundó la ciudad de Encarnación como reducción de indios, entre 1615 (Posadas) y 1619 (Encarnación). Primeramente, la misión de Loma Clavel se llama “Santa Cruz de la Virgen de la Encarnación”. P. Carlos logró formar una comunidad y levantó una capilla de madera con la colaboración de grandes y niños.
El 8 de setiembre de 1952 consagró su misión a la Virgen de Fátima con el compromiso del rezo diario del Santo Rosario y una procesión con la imagen de Fátima, de mayo a octubre, el día 13 del mes, en memoria de las apariciones de la Virgen. Y así, la capilla recibió como patrona a la Virgen de Fátima.
Al P. Carlos le preocuparon los muchos niños del lugar, que no tenían acceso a una escuela, por eso la capilla tenía que servir también por un tiempo como aula de una escuelita, que creció con el tiempo y es ahora el gran Colegio San Roque González. La “casa parroquial” del P. Carlos era una parte de la sacristía de la primera capilla.
Recién en 1973, el P. Amarilla construyó la actual casa parroquial.
Desde mayo del 1955 la misión de Loma Clavel es parroquia con libros propios de bautismos y matrimonios, y con el nombre “Parroquia Beato Roque González de Santa Cruz” a sugerencia de la comunidad, porque aún no había ninguna capilla dedicada al fundador de la ciudad.
El P. Carlos se movía a la campaña, en gran parte selva todavía, a pie o a caballo, en bicicleta y al final en moto.
La primera comunidad que se estableció dependiente de la parroquia San Roque era la de la Virgen del Perpetuo Socorro, en Pacú Cuá, fruto de la misión que realizaron los Padres Jesuitas el año 1957.
En 1960 podía inaugurar su capilla propia.
Hermanas Franciscanas ayudaron al P. Winkel en la catequesis y en las capillas.
En 1961 fundó el hogar de ancianos con un orfanato con las Hermanas Salesianas. El Barrio fue creciendo y la “Iglesia de emergencia”, como Pa´í Carlos llamaba la antigua capilla, ya no dio suficiente lugar.
El 13 de noviembre de 1962, Monseñor Juan Wiessen SVD pudo colocar la piedra fundamental del majestuoso templo nuevo. Aquel día ya se podía apreciar su impresionante tamaño, al lado de la antigua pequeña capilla de madera, porque los muros ya habían llegados hasta la altura de las ventanas. Al recibir el relicario del corazón del Beato Roque, en su gira por el Paraguay, P. Carlos tuvo la idea de crear un centro de peregrinación a la sagrada reliquia en medio de las fundaciones de San Roque en Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay. Por eso la nueva construcción tiene sus fundamentos en forma de corazón y puede albergar centenares de peregrinos. El sueño del P. Carlos no se realizó. El corazón del Beato Roque quedó en la capilla de los mártires jesuitas en la parroquia Cristo Rey de Asunción.
Antes de terminar la construcción el P. Carlos fue trasladado a Alemania por motivos de salud, pero desde allí envió suficientes fondos para poder culminar la obra. La dirigía el P. Daniel Lynch, irlandés, que también construyó en aquel tiempo el nuevo Colegio San Roque y la primera capilla de Itacuá. Tardaba 10 años hasta que finalmente, con mucha ayuda de la Iglesia de Alemania y también de nuestro Gobierno, el gran templo podía ser terminado y consagrado por Monseñor Juan Bockwinkel SVD en memoria del incansable misionero Jesuita, Roque González, que había evangelizado a los indios en las selvas de las orillas del Paraná y Uruguay y que fue martirizado el 15 de noviembre de 1628 en Ka´arô, Brasil. Para participar en la gran fiesta de la inauguración, el 8 de diciembre 1972, el P. Winkel regresó a Encarnación. En homenaje a la su protectora, la Virgen de Fátima y en acción de gracias por la protección brindada a la misión, organizó una procesión náutica con su imagen de muchísima participación. También la nueva “Basílica”, como la gente bautizó su enorme templo parroquial, dio espacio a mucha gente, gracias al crecimiento del barrio Loma Clavel.
En 1973 se construyó la actual casa parroquial de San Roque con el párroco P. José Amarilla.
El P. Carlos atendía 6 capillas en la campaña. Durante los años 70 llegaron a ser 18 y su mayor extensión registra la parroquia en los noventa, aumentando el número de comunidades a 26.
Con el desmiembre de la parroquia San Miguel en 2009, 12 capillas pasan a la nueva parroquia y en 2012, 3 más, junto con las etapas de la EBY, a otra nueva parroquia, la de San Isidro. Actualmente somos comunidad de 10 comunidades. Están vinculadas entre sí y con la central por el Consejo Parroquial de coordinadores, la Coordinación Parroquial de la Catequesis, El Consejo de Impulsores de la Catequesis y el Consejo Parroquial de Pastoral Familiar, y por supuesto, por un programa fijo de visitas pastorales para la eucaristía 2 a 3 veces por mes y la celebración de bautismo y matrimonio cuando sea el caso. Ahora el templo parroquial es muy grande para la población disminuida por la inundación de la villa baja por el embalse de Yacyretá, pero es ambiente adecuado para fiestas extraordinarios de la parroquia o los grandes encuentros de movimientos.
Una bendición especial es la presencia de comunidades religiosas en nuestra parroquia. Por supuesto, desde el principio están los misioneros del Verbo Divino; un tiempo las Hermanas Franciscanas, y desde el 1961 las Hermanas Salesianas (hogar de ancianos); desde el 1977 las Hermanas Carmelitas; en 1993 llegaron las Hermanas Canossianas (kuñatai roga); en 2003 la Pequeña Compañía de Jesús (mitá roga) y en 2007 la EBY reubicó a las Hermanas Misioneras del Espíritu Santo en nuestro barrio (hogar San Cristóbal).
Durante su historia, la parroquia “Beato” y desde la visita del Papa Juan Pablo II en 1988 “San Roque González” fue atendida por la Congregación misionera del Verbo Divino, que le dio un carácter misionero e internacional. Sucedieron al P. Carlos Winkel (1955-65) el húngaro P. Guillermo Hirth (1965-66), el irlandés P. Daniel Lynch (1966-69), el alemán P. Augustín van Aaken (1969-72), el holandés P. Guillermo Boumans (1972), el argentino P. José Amarilla (1973-80), el holandés P. Adriano Uyttewaal (1981-83), el philippino P. Rolando Yaco (1984-87), el paraguayo P. Bernardino Cáceres (1987-89), el alemán P. Joaquín Kluczka (1989.98), el español P. Miguel Hernández (1998-2006), de vuelta el P. Bernardino Cáceres (2006-09), el paraguayo P. Virginio Rolón (2009-11); en el 2011 de vuelta el P, Joaquín Kluczka; a partir del 2014 el P. Joaquín Lee; y desde 2018 el P. José Pereira.
Fuente: Diócesis Encarnación – Publicado por Arq. Andrés Morel.