A veces la vida nos ahoga con responsabilidades, tensiones y situaciones que parece no tener fin. Nos sentimos atrapados en una rueda de agotamiento emocional y mental que parece imposible de frenar. Sin embargo no podemos controlar todo lo sucede a nuestro alrededor, si podemos cambiar lo como lo enfrentamos.
La mente es un motor que nos impulsa a nuestras acciones decisiones y en definitiva nuestra calidad de vida. Si nuestra mente está bien, todo lo demás empieza a acomodarse. ¿Cómo se podrá esto? Mediante pequeños hábitos que parecen insignificantes, pueden generar grandes cambios en nuestro bienestar.
La rutina del autocuidado
Empezar el día con un acto de autoridad, por pequeños que sea, puede trasformar como nos sentimos. No tiene que ser una hora de gimnasio o una meditación de 30 minutos, basta con algo tan simple como respirar profundamente al despertarnos, o una ducha consciente donde permitas estar presente en el aquí y ahora. Estos espacios pequeños de autocuidado son fundamentales para evitar el desgaste emocional.
Ser agradecido
El estrés muchas veces nos desconecta de lo que realmente importa. Un hábito que recomiendo es tomar un momento al final de día para reflexionar y agradecer puede ser algo tan simple como haber disfrutado una comida , una conversación o simplemente el haber tenido un día tranquilo . Esta actitud de gratitud no sólo nos ayuda a enfocarnos en lo positivo, sino que también nos permite reconocer que , aunque la vida no sea perfecta , hay momentos valiosos.
El poder de decir “No”
A veces , nuestra salud mental se ve afectada porque nos sentimos obligados a complacer a los demás , a cumplir con expectativas externas o a asumir más de lo que podemos controlar. Un pequeño hábito que puede cambiar nuestra vida es aprender a decir “No”. No solo nos hace libre sino que también nos enseña a priorizar nuestro bienestar, poniendo límites saludables en nuestras relaciones y responsabilidades.
Cuidar las relaciones que nos edifican
Las relaciones humanas son un pilar fundamental de nuestra salud mental. No hablo de tener miles de amigos o estar siempre dispuestos para los demás, sino de educar relaciones auténticas, aquellas que nos hacen sentir vistos y escuchados. Dedicar tiempo a esas personas, aunque sea un mensaje o una llamada breve, fortalece nuestro sentido de pertenecía y apoyo social, importante para mantenernos emocionalmente sanos.
El cuerpo en movimiento y la mente despejada.
El movimiento es una de las formas más sólidas de liberar el estrés acumulado. No hace falta que sea un entrenamiento intenso, basta con caminar, estirarse o bailar por unos minutos. Mover el cuerpo mejora increíblemente nuestro estado de ánimo y hacernos sentir más en control.
Desconexión digital
Vivimos en un mundo donde estamos constantemente conectados, esto puede sobrecargar muestra mente de información innecesaria y aumenta la ansiedad. Hacer un gran esfuerzo de desconectar aunque sea por breves momentos nos ayuda realmente a recuperar espacios mentales necesarios para relajarnos y procesar nuestras emociones de manera más saludable.
Es muy importante recordar que no necesitamos hacer cambios dramáticos para mejorar nuestra salud mental. A veces los pequeños hábitos son los que generan las transformaciones más profundas. Si le damos a nuestra mente el cuidado que necesita todo lo demás comienza a fluir en nuestra vida. Cuando nuestra mente está bien todo lo demás poco a poco también comienza a estarlo.
Karito Pusitanelle
Psicóloga social